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julio 11, 2010

silencio

Silencio.
A mi alrededor sólo el silencio.
¿Lo escuchas?
Es imperioso como el oleaje del mar embravecido,
hiere como el lamento más hondo.
Callada.
Inexorablemente callada.
Sin nada que decir, sin ganas de decir, sin nadie a quien decir.
Sola.
En compañía de la soledad.
Inquebrantable e inapelable soledad.
Siempre fiel a mi lado, sin hacer ruido, sin importunarme, sin inmutarse.
Oscuridad.
Sin visos de luz en el horizonte.
La oscuridad alumbra mi noche cuando el último pabilo ya se ha consumido
y brillo de tus ojos se ha extinguido para siempre.
Sueños.
Mis sueños, los que aún me quedan tras tu partida.
Dormitan para no mirar el vacio que nos rodea, ni penar tu ausencia.
Duermen y yo velo su dormir en la complicidad de las sombras noctámbulas y las brumas de tu recuerdo.
Sin ti.
Contigo dentro de mí. Tú tan lejos.
Solo en la nada, resguardado en la frialdad del infinito, inescrutable e imbatible como el mar que golpea la roca donde yaces.


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