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enero 02, 2012

amoldado a ella...

Amorosamente mi soledad desnuda

me cubre

como sábana de tierna sombra tibia.

Confundidos somos el orbe

donde la palabra impronunciada

construye el diálogo

que el pensamiento escucha.

Su compañía es el regazo

de un amor a oscuras

que, sobre mi piel esperanzada,

inventa la resurrección de los recuerdos.

Junto a sus ojos abro mi conciencia

y leemos los biográficos pasos

que caminan hacia atrás de nuestra historia:

fuegos fatuos, diseños, rostros, ecos,

en inquemante desfile momentáneo

que brota de los olvidos insepultos.

 

Estoy solo,

con mi soledad a solas,

amoldado a ella

como el vino a los muros de la copa,

y viviendo la íntima galaxia

parpadeante,

de una conversación en las tinieblas.

 

[Elísa Nandino, Con mi soledad a solas.]

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