¿El lugar más erótico de un cuerpo no es acaso allí donde la vestimenta se abre? [...] Es la intermitencia, como bien lo ha dicho el psicoanálisis, la que es erótica: la de la piel que centellea entre dos piezas (el pantalón y el pullover), entre dos bordes (la camisa entreabierta, el guante y la manga); es ese centelleo el que seduce, o mejor: la puesta en escena de una aparición-desaparición […].
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—Roland Barthes [El Placer del texto]
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